Capítulo.- 10
Don
Zacarías y el Bitcoin
Varios días hace
que llegó Don Patrocinio con la veinteañera y hasta esta mañana no se han
dejado ver el pelo, han salido a dar un paseo, arrimados el uno con la otra
como dos tortolitos.
A la vuelta del
paseo, Don Patrocinio me ha preguntado por Don Zacarías y le he contestado que
junto con el gran Akila está en la sala de video conferencias controlando a
través de internet la cotización del Bitcoin en tiempo real, pues compró hace
unos días doscientos mil Bitcoin a razón de cien euros por Bitcoin y está
buscando el momento oportuno en el que pueda venderlos con grandes beneficios,
hoy se cotizan a quinientos euros cada Bitcoin, pero no se decide a venderlos
por miedo a perder dinero, pues de un día para otro la cotización sube en
algunos momentos hasta seiscientos euros por Bitcoin.
Vamos a verlo -dijo
Don Patrocinio- y en el momento en que entrábamos en la sala de video
conferencias Don Patrocinio y el gran Akila descorchaban una botella de Don
Pérignon para brindar por el éxito obtenido en la venta de los Bitcoin.
Al vernos llegar
han empezado a brincar como locos poseídos y a contarnos la gran fortuna que la
empresa había obtenido en la venta de la nueva moneda virtual, habían vendido
los Bitcoin a seiscientos euros después de descontar la comisión que la empresa
estadounidense les había cobrado por la operación.
La bronca monumental
que Don Patrocinio le ha soltado a Don Zacarías por jugarse una parte del
dinero negro que en Suiza tienen ha sido de las que hacen época, le ha
advertido que jamás en la vida se juegue el dinero en operaciones de semejante
tipo, pues lo mismo que ha ganado podía haber perdido, pero cuando le ha
comentado que han sextuplicado el dinero, hasta Don Patrocinio ha pedido
champagne para celebrarlo, en un momento se ha calmado con tres copas de él y
una vez que los ánimos se han calmado ha ordenado a Don Zacarías que consiga
inmediatamente un par de ejemplares de la Biblia en verso, pues la gata
veinteañera siente los primeros síntomas de un nuevo celo y antes de montarla
quieren jurarse fidelidad eterna en santo matrimonio, no quiero hijos
bastardos, pues en este país o lo que queda de él, con los bastardos de los
políticos ya nos sobran.
El medio escribano
tiene dos de las citadas Biblias -dijo Don Zacarías- que nos las preste por
esta vez y ya compraremos más adelante unas.
No presto nada
-contesté yo- y le conté a Don Patrocinio todo lo ocurrido con ellas, prefiero regalárselas
para una situación tan excepcional como esta y todo en señal de la amistad que
nos une.
Echó mano Don
Patrocinio a su cartera y sacó de ella dos mil euros y dijo que algo tienes que
ganar en los negocios, aunque sean de libros y es que además quiero
conservarlas como recuerdo.
Porfié por regalárselas,
pero no hubo forma de que aceptara, me dirigí a mi despacho y en menos de dos
minutos ya estaban en poder del nuevo propietario.
Con ella se dirigió
donde la veinteañera había permanecido esperando y dándose la vuelta antes de
llegar donde la gata permanecía esperándole nos dijo que en el menor tiempo
posible estuviésemos todos reunidos delante de La Casona, pues de hoy no pasaba
sin desposarla.
En menos de una
hora todos los trabajadores de El Encinar estábamos delante de La Casona y al
momento aparecieron Don Patrocinio y la gata veinteañera adecuadamente vestidos,
Don Patrocinio portaba un traje ajustadísimo de confecciones Gürtel, donde se
lo habían hecho a medida por mediación del Sr. Camps cuando ocupaba la
Presidencia de la Comunidad Valenciana, marcando paquete a más no poder, iban
precedidos por el Chamán que era el encargado de oficiar la ceremonia.
Don Zacarías se
acercó a mí con su cámara de fotos y otra de video de alta fidelidad y -me
dijo- te aseguro que no sabía nada del paquete que porta Don Patrocinio, esta
veinteañera nos da una noche con sus chillidos, que la noche de la caza de los
gamusinos se va a quedar en nada.
Quiero -dije-
que durante la ceremonia y en el momento del juramento de fidelidad, obtenga
las mejores imágenes de las cuatro patas de Don Patrocinio sobre la biblia, en
primer plano, pero nada de fotos, todo ello con la cámara de video, así es que póngase
en sitio destacado para poder obtenerlas y ya las veremos con detenimiento,
todo esto hágalo con la debida reserva y a ello se encaminó, ocupando el mejor
lugar de la primera fila de las formadas por los asistentes a la ceremonia, no
sin antes decirme que Don Patrocinio me
rogaba que inmediatamente, es decir, que al terminar la ceremonia preparase las
capitulaciones matrimoniales, que consistirían fundamentalmente en dos, la
primera que en el matrimonio habría separación de bienes y la segunda es que
las camadas de cachorrillos serían alimentadas única y exclusivamente por la
gata veinteañera, como es costumbre entre los gatos. Estas actas fueron
firmadas por Don Patrocinio y Doña Marta al terminar la ceremonia.
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